domingo, 14 de junio de 2015

Motivador Nato


M aestra(o)

O rganización

T iempo

I dealizar

V alorar

A amar

D onar

O bligar

R eintegrar

 La motivación tiene un papel imprescindible en la enseñanza, poco o casi nada es posible aprender cuando no se desea, no se quiere, cuando no hay razón...
Como profesor de segunda lengua, debemos estar atentos a situaciones motivadoras e incluso estar abierto para sugerencias. 
Es posible motivar a los alumnos si no estamos equilibrados emocionalmente, si no añadimos nuestros aspectos afetivos al proceso. 

           “La mente y las emociones no están aisladas; las emociones, el pensamiento y el aprendizaje están unidos… las emociones organizan y crean nuestra realidad”. Jensen (2005:68)

Cuando el cognitivo y el emocional caminan juntos el resultado es más positivo y el aprendizaje y la motivación estarán desarrollando, paso a paso, clase a clase. Para Schumann " la motivación del estudiante depende mucho de las evaluaciones que hace de la situación del aprendizaje de la lengua, según cinco aspectos: que la tarea sea novedosa (pero también algo familiar), que produzca agrado, que sea adecuada a los intereses del alumno y a sus objetivos, que sea algo que puede manejar y que sea compatible con su autoimagen y las normas socio-culturales. " Los estados de ánimo influyen en nuestro comportamiento y también en el comportamiento de los alumnos. Antes no existía una mirada para este asunto, todavía se hace más comun una mirada atenta y estudios que muestran tal relevancia.

Se puede quitar la motivación de los alumnos cuando estos son obligados a hacer algo sin comprender para que sirve, no hay aquí en esta situación un sentido claro para la actitud del profesor, que una vez más pierde su objetivo. La atención es imprescidible para que se aprenda, ya que se comprueba que la motivación, la memoria y el aprendizaje se hunden en un único espacio.

Nosotros profesores podemos poner en clase la motivación de muchas maneras, pero para que ese proceso ocurra es necesario la confianza entre el profesor y el alumno. Para lograr esta unión, necesitamos producir situaciones para que nuestros alumnos comprueben sus éxitos, además de creer en su poder, lo retribuye en confiabilidad y amabilidad al profesor y a sus compañeros.

En resumen pudimos comprobar que la enseñanza del español ocurre mejor si consideramos al alumno holísticamente: los aspectos cognitivos, afectivos y físicos. Cuando nosotros profesores percibimos las áreas de dificultad del alumnado y minimizamos la ansiedad proponiendo un aprendizaje más personalizado. Cuando  proporcionamos oportunidades para el logro y potencializamos  la confianza de los alumnos. El tratamiento personal hace que el alumnado se involucre y ayuda a desarrollar un aprendizaje más duradero. Podemos



 






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